marzo 02, 2013

Público objetivo


O target, como prefieran. La ciencia de la publicidad tiene estos detalles, que actúan en el subconsciente ajeno como un niño manipulando las piezas de un rompecabezas. Hasta que llega el final y solo quedan dos opciones: o el niño se cansa o el pasatiempo termina completo.

Hace poco menos de una semana que una de las redes sociales más utilizada en España lanzó su campaña para el sector de la telefonía móvil. "Que hablen de ti, aunque sea mal" debió pensar el duende gruñón que ideó la estratagema. Nunca me he solidarizado con esta postura, me pregunto ahora hasta qué punto le puede interesar a una empresa ser el tema central de todas las conversaciones.

Entre tanto positivismo y energía, el discurso de arte y creatividad desenfrenada se contagia sin límites hasta que llega un momento en el que la maquinaria de la imaginación desbordante alcanza una velocidad endiablada y avanza alegre y llena de vitalidad. Es entonces cuando se producen meteduras de pata descomunales, como la del anuncio chic de Loewe. En esta joya publicitaria, que gira entre lo polémico y lo absurdo, se cumplen unas cuantas directrices que coinciden con el mencionado spot de Tuenti Móvil. El principal rasgo incumbe al público objetivo, que con alta probabilidad será el consumidor final. En el caso de la red social es natural identificar al estereotipo de adolescente por la imagen que la empresa española se ha esforzado en construir de sí misma. El problema se presenta cuando trata de actualizar su relación con su público y lo caricaturiza de una manera ridícula, casi ofensiva.

Si existe alguna reacción lógica y que nos haga creer en un futuro esperanzador, ésa es la ofensa. Con una pieza musical que se podría clasificar como electromerengue- por cierto, su autora odia las redes sociales-, una sucesión de imágenes tópicas a más no poder circulan a modo de tortura para prisioneros de guerra.  En ellas aparecen adolescentes en un estado de fiesta continua que, si tenemos en cuenta el poder homogeneizador de la publicidad, puede resultar un artefacto de relojería en la mente de los futuros universitarios.

Del mismo modo que el niño que se cansa del rompecabezas señala con el dedo índice su próximo entretenimiento, la operadora móvil ha fijado su objetivo en un público menor que aumentará con toda seguridad tras esta acción promocional. La publicidad tiene esa capacidad, que puede construir la realidad e instalarla en el imaginario colectivo con solo un minuto de atención. El poder del Anillo, que todo lo ve.

Por si fuera insuficiente su reputación, la marca se ha unido a otros grupos de comunicación. El golpe de gracia lo han llevado a cabo Antena 3 y, por ende, La Sexta, que se han unido al espíritu de celebración eterna sustituyendo a los protagonistas juveniles por las estrellas del grupo empresarial. Para más detalles, el punto álgido del vídeo se encuentra en el ecuador. Lo tengo todo, papi, murmura una voz con acento latino durante los primeros segundos. Tengo mucha sabrosura, corean poco después un grupo de clientes potenciales en reunión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario